Ciudades musicales

Hombre tocando el Saxofón | Colombian Tourist

Tecnológicos, tropicales, cultos, clásicos, indie, populares, jazzísticos, rockeros, étnicos… los festivales de música, teatro, danza y cine son una manera de conocer el mundo, diversas culturas, idiosincrasia y ambientes de cada sociedad. También son una fórmula perfecta para posicionar algunas metrópolis y proyectarlas en el mapamundi del turismo. Esta apuesta, sin duda, genera en algunos casos una gran facturación por la concurrencia masiva de adeptos de uno u otro género. Y no sólo. También son un termómetro de la escena artística de las ciudades.

Citas internacionales como el Coachella Valley Festival en Estados Unidos, el Glastonbury en Reino Unido, el Roskilde en Dinamarca, el Open'er Festival en Polonia, el Exit en Serbia, el Tomorrowland en Bélgica ó el Sziget Festival de Budapest en Hungría son una pequeña muestra de festivales que nos abren la oportunidad de conocer y viajar por ciudades musicales.

El Coachella es un festival de música multigénero y la mayor celebración musical del mundo que debe estar en la lista de imprescindibles de cualquier fan de la música. Mientras, el Glastonbury es conocido por su música contemporánea aunque también por la danza, comedia, teatro, circo, cabaret y otras artes relacionadas con la música. El Roskilde es uno de los mayores de Europa. El Open'er es un festival que, apenas se aterriza en el aeropuerto de Gdynia-Kosakowo ya sientes que estás conectado con ese evento del que todo el mundo está hablando. El Lala Land es uno de los que por su magia lograr atrapar todo tipo de público por su diversidad.

Dj tocando en vivo | Colombian Tourist

Conciertos, de lo sui géneris a lo popular

Así, la industria de la música se alimenta de programaciones sui géneris, de nombres de grandes estrellas populares que sirven la escena actual o artistas de culto que atraen a adeptos y aficionados por igual. Los conciertos te hacen soñar con los ojos abiertos. O cerrados, también. Una nota que entra al pentagrama sensorial, donde corcheas y silencios crean una orquesta interior. Un acorde en flashback que retrae, que transporta a una escena pasada, a un sentimiento personalísimo. Porque la música es tempo. Y las ciudades son espacios de tiempo que se transforman y mutan.

El Primavera Sound de Barcelona y el de Oporto han logrado dividir a sus seguidores. Están los que celebran la extensa programación del festival catalán, ampliado a una oferta de exposiciones retrospectivas e instalaciones pictóricas y sonoras realizadas en impresionantes centros como el Museo del Diseño o el Arts Santa Mónica de las Ramblas, y los hay quienes prefieren una cita más humana como la de Oporto, festival que es considerado una propuesta ‘gourmet’ de lo indie.

Orquesta abierta en una ciudad | Colombian Tourist

Está claro que si el Primavera Sound ha logrado una reputación en el ámbito musical, el Sónar de Barcelona, desde su nacimiento en 1994, se ha vuelto un gran dinamizador de la escena de Barcelona como ciudad musical, con una carta constante y decidida por la promoción de la mejor música electrónica y pop. Este es un activo creíble e influyente que, tras dos décadas de crecimiento continuo, refuerza una programación paralela para potenciar cada vez más su faceta “franquicial”, aspirando posicionarse como una gran celebración de música, creatividad y tecnología. A este punto el Primavera Sound compite por internacionalizarse y desde 2002 ha organizado decenas de festivales en 24 ciudades y cuatro continentes: desde Buenos Aires a Ciudad del Cabo, de Nueva York a Londres, Seúl o Tokio.

Jazz, un canto a sí mismo

El Jazz es uno de los géneros que más atrae un perfil de turistas en pequeñas ciudades u otras de carácter como San Sebastian en España, Montreal en Canadá o la cita infaltable en Chicago. El Festival Jazzaldia, fundado en 1966 en Donostia-San Sebastian, recibe a un aguzado público con un cartel que anualmente inscribe en su programa a músicos como Diana Krall, B.B. King, Herbie Hancock, Kamasi Washington, Gregory Porter o King Creosote. Gracias a este, la ciudad marina vasca es muy bien considerada por sus festivales de jazz y cine, su gastronomía (especialmente sus pintxos donostiarras) y por las playas de La Concha y Gross, donde el jazz se celebra y canta a sí mismo.

filarmonica en una ciudad | Colombian Tourist

El de Chicago es una cita que trae un aire emotivo de sofisticación al paisaje de la ciudad, tanto por las actuaciones de los grandes del jazz como por las figuras emergentes. Un certamen que desde 1979 tiene su lugar de honor como los Chicago Bulls de la NBA, pero que en lugar de la fanaticada del baloncesto, este logra llenar en verano las gradas en el Millennium Park, el Cultural Center y distintos locales y espacios abiertos. Un festival, cuyo objetivo es promover la música jazz en la Ciudad de los Vientos. Una velada puntual para abrir la sombrilla, protegerse del sol, tirarse sobre la hierba húmeda del lago de Michigan y soñar despierto con estar allí, en primera fila, escuchando al mismísimo Duke Ellington.

Concierto abierto en una ciudad | Colombian Tourist

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